Bienvenido, palmero

Bienvenido a tu casa, palmero

martes, 18 de octubre de 2011

Palma Soriano, una ciudad orgullosamente mulata

Los palmeros necesitamos muy poco para ser felices. Fiesteros por naturaleza, aprovechamos los domingos para dar una vuelta por el Parque Martí o para celebrar una fiesta en el Tropical Park. No nos gusta tratar a nadie de usted, entramos hasta la cocina en las casas de nuestros vecinos, sonreímos fácilmente, nos burlamos de nuestras propias desgracias y hasta en la funeraria hacemos un chiste verde.

Lo mismo jugamos al dominó en la calle Cisneros entre Martí y Maceo de Palma que en un parque de la calle 8 de Miami. Pero siempre con fichas bien hechas, preferentemente de marfil para que suenen tan fuerte sobre la mesa como la voz de los jugadores.

Despreciamos a los envidiosos, detestamos los oportunistas, odiamos la ambición y la mentira, la doble cara y la avaricia. Pero sobre todo, repudiamos con todas nuestras fuerzas a los chivatos.

Nos proponemos lo que todos creen que no vamos a lograr y tratamos de conseguirlo de cualquier modo porque hemos hecho del “a lo mejor” un lugar común para la expectativa.

Cubano hasta la médula, el palmero tiene respuestas para todo, lo sabe todo, lee los periódicos entre líneas, y es capaz de arreglar el mundo mientras se toma una cerveza. No importa si está en la calle 8 o en la calle 26 de Julio, en la Terraza Club o en el Versalles,  en el BBQ de  Martí esquina Céspedes o en La Carreta de la sagűesera. Pero eso sí, somos gente humilde, no somos pesimistas ni nos ensañamos en la victoria porque nuestra estirpe no es de perdedores.

Así es nuestra ciudad con su cultura mulata fruto de la unión de blancos y negros, moros y españoles, chinos y japoneses, cristianos y hebreos. Una ciudad solidaria, humana, hospitalaria, próspera y alegre donde el color de la piel o el origen social es secundario porque lo que realmente importa es la aristocracia del talento.

2 comentarios:

  1. Ni mas ni menos así somos los palmeros de pura sepa.Los q llevamos a nuestra ciudad en el medio del pecho.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Anonimo, por tu comentario. Si! el palmero de corazon ama su ciudad y no la olvida

    ResponderEliminar