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sábado, 15 de octubre de 2011

El Marqués de Yarayabo

    Si alrededor del Cauto nació el poblado que luego sería Palma Soriano, alrededor del Yarayabo también surgieron trapiches. Uno de ellos fue adquirido por Antonio Vaillant Berthier que junto a su hermano Juan Bautista había llegado a Santiago de Cuba en la segunda mitad del siglo XVIII.

    Juan Bautista, coronel del ejército español, continúa su carrera militar y llegó a ser Gobernador el 5 de junio de 1788. Antonio prefirió dedicarse a los negocios adquiriendo terrenos fértiles y productivos que incluían cafetales y trapiches que ya existían en la zona. Uno de ellos, en las márgenes del Yarayabo, se convirtió en su residencia y le permitió conocer a Juana María de las Cuevas y Duany, la riquísima heredera del ingenio Hatillo enclavado al otro lado del río, con la que se casó.
    La unión de ambas fortunas significó un capital tan fabuloso que el 14 de mayo de 1821 la Corona le otorgó el título nobiliario de “Marqués de la Candelaria de Yarayabo”, y le permitió además construir una mansión con paredes tapizadas por frescos de figuras religiosas y escenas en los cortes de cañas. La campana de su torre no sólo tañía para llamar los esclavos al trabajo; también convocaba los vecinos para asistir a misa en su capilla los domingos y otras festividades religiosas.
    Y no sólo donan a la nueva iglesia levantada en la hacienda Cauto Garzón el valioso cuadro de Nuestra Señora del Rosario pintado por Murillo que por mucho tiempo presidió su nave central. También donan la libertad de muchos hijos de esclavos que al ser bautizados recibían, como ofrenda a la Virgen del Rosario, su certificado de libertad. Consta en los registros de la Iglesia de Palma Soriano que entre 1808 y 1872 los Vaillant de las Cuevas bautizaron 374 esclavos (261 varones y 113 hembras) que automáticamente, con el apellido del amo, se convertían en cubanos libres.
    Por supuesto que junto a los tesoros en el cielo, también dedicaron tiempo a constrirlos en la tierra: levantaron almacenes para hacer pan; un molino para descascarar el café de sus haciendas en la zona del Perú; una herrería; represaron las aguas del río Basterdeux con una cortina de piedras calizas que les permitió bombear el agua  con un arriete hidráulico. En fin, fueron los grandes impulsores de la economía en la región, verdaderos precursores de la técnica aplicada a la industria.

    Cuando las guerras de independencia arruinaron los trapiches y cafetales, los Marqueses de Yarayabo abandonaron su hacienda dejando atrás muchos descendientes de todos los colores. Hoy sólo queda la mansión y algunos de sus despiertos descendientes como el Sr. Omar Vaillant, uno de los máximos ejecutivos de la CMQ y hombre de confianza de los  Mestre que la fundaron que murió en Miami hace unos años. El título de Marqués de Yarayabo actualmente es ostentado por uno de sus descendientes, José Ignacio Vaillant Homaechea.

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